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Destrabando el Futuro Financiero: 5 Claves para la Regulación Inteligente en México

Destrabando el Futuro Financiero: 5 Claves para la Regulación Inteligente en México

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En el artículo anterior, el diagnóstico fue claro: la maquinaria de la innovación financiera en México, aunque potente, avanza con el freno de mano puesto por una regulación que, pese a sus buenas intenciones, no ha podido seguirle el paso a la tecnología. Dejamos sobre la mesa una banca abierta a medio gas, un universo cripto amurallado y una inteligencia artificial navegando en un mar de incertidumbre.

Pero un diagnóstico, por más preciso que sea, no es un destino. Quedarse en la crítica sería fácil, pero inútil. La verdadera pregunta, la que nos trajo hasta aquí, es: ¿cómo se repara esa maquinaria? ¿Cómo pasamos de la parálisis a la potencia?

La buena noticia es que el camino existe. No se trata de demoler el sistema ni de sacrificar la estabilidad financiera, un pilar que tanto esfuerzo ha costado construir y que hoy es crucial proteger. Se trata de aplicar una "actualización de software" a nuestro marco regulatorio; de hacerlo más ágil, más tecnológico y más colaborativo.

En este artículo, dejaremos el diagnóstico atrás para explorar la receta. Proponemos cinco movimientos clave —desde usar tecnología para supervisar hasta una nueva filosofía de creación de reglas— que pueden destrabar el inmenso potencial de la banca digital en el país, fomentando una sana competencia para ofrecer mejores servicios financieros y una mayor inclusión financiera para todos.

Prepárense para el manual de juego de la próxima revolución financiera. Empecemos.

Movimiento 1: El Regulador Biónico - Usar Tecnología para Supervisar Tecnología

Imaginen a un árbitro de fútbol intentando seguir el ritmo de la final de la Champions League viendo la jugada en una televisión de bulbos con 10 segundos de retraso. Suena absurdo, ¿verdad? Pues algo similar ocurre cuando se intenta supervisar la vertiginosa innovación financiera del siglo XXI con procesos y herramientas del siglo XX. La primera jugada maestra es, por tanto, la más lógica: darle al árbitro las mismas herramientas tecnológicas que a los jugadores.

Aquí entran en juego dos conceptos clave que son el futuro de la regulación: RegTech y SupTech. Pensemos en ellos como dos caras de la misma moneda tecnológica:

En la práctica, para la CNBV esto significa pasar de recibir un reporte en PDF cada tres meses, a conectarse vía una API segura para monitorear en tiempo real los niveles de capital de una fintech. Significa usar Inteligencia Artificial para analizar patrones de lavado de dinero en millones de transacciones, una tarea imposible para un equipo humano. Implica automatizar gran parte del proceso de autorización de nuevas empresas, haciéndolo más rápido, barato y transparente.

Adoptar un enfoque basado en SupTech no es un lujo, es una necesidad para una regulación inteligente. Los beneficios son enormes:

En esencia, es la diferencia entre auditar el pasado con papeleo y supervisar el presente con datos. Este es el primer y más fundamental paso para construir una regulación para el futuro. Pero la mejor tecnología es inútil si no está en las manos correctas.

Movimiento 2: Fichajes Estrella - El Talento Detrás del Regulador Biónico

La tecnología más avanzada del mundo es tan útil como un pisapapeles caro si quienes la operan no la entienden a fondo. El "regulador biónico" que describimos antes necesita un cerebro a la altura: un capital humano de élite. Hoy, la regulación financiera demanda no solo a los mejores abogados y economistas, sino también a científicos de datos, expertos en ciberseguridad, ingenieros de blockchain y especialistas en ética de la inteligencia artificial.

Seamos realistas: competir por este talento digital es una batalla brutal. La CNBV o Banxico difícilmente pueden igualar los salarios y las prestaciones que ofrecen las grandes tecnológicas o las fintechs mejor financiadas del mundo. Entonces, ¿cómo se puede ganar esta "guerra por el talento" con reglas distintas?

La solución requiere creatividad y una nueva visión sobre el servicio público. En lugar de una competencia salarial directa, se pueden implementar estrategias inteligentes como:

Tener la tecnología de punta y el talento de élite es como tener un auto de Fórmula 1 y un piloto campeón. Pero para ganar la carrera, necesitan salir a la pista e interactuar con los otros competidores. El siguiente movimiento clave se enfoca precisamente en eso: en cambiar la forma en que el regulador dialoga y colabora con la industria que busca regular.

Movimiento 3: Colaboración Radical - De Adversarios a Aliados

El modelo tradicional de regulación es un monólogo. El regulador, desde su oficina, estudia un problema, delibera internamente y, meses o años después, publica un denso manual de reglas que la industria debe acatar. Para cuando el manual ve la luz, la tecnología ya cambió tres veces. Este enfoque de "torre de marfil" es lento, rígido y genera una relación de distancia, a veces incluso de adversarios.

La regulación inteligente del siglo XXI debe ser un diálogo, una conversación. La "Colaboración Radical" no se trata de tener una consulta pública por mero trámite al final del proceso; se trata de co-crear las reglas desde el día uno. Significa pasar de un monólogo a mesas de trabajo permanentes donde se sienten juntos los funcionarios de la CNBV, los directores de los grandes bancos, los fundadores de las startups fintech y los expertos en tecnología para diseñar las normas del futuro.

Imaginen a la autoridad organizando "hackatones regulatorios" —verdaderos maratones intensivos de colaboración y desarrollo— para resolver cómo supervisar nuevos riesgos, en lugar de solo emitir circulares. Piensen en la definición de los estándares de Open Banking no como una imposición, sino como el resultado de un consenso facilitado por el regulador entre los directores de tecnología del ecosistema fintech. Se trata de aprovechar la inteligencia colectiva del mercado para crear una regulación más robusta y práctica desde su nacimiento.

Este modelo de colaboración público-privada genera reglas de mayor calidad y que se implementan infinitamente más rápido, porque nacen del consenso y del conocimiento práctico. Fomenta la confianza, reduce la fricción y alinea a todos bajo un mismo objetivo: impulsar una innovación financiera responsable que se traduzca en una mayor competencia y, en última instancia, en mejores servicios financieros para la población.

Construir alianzas y trabajar en equipo para mejorar las reglas existentes es fundamental. Pero, ¿qué pasa cuando surge una idea tan revolucionaria que simplemente no cabe en ninguna estructura actual, por más que todos colaboren? Para eso se necesita un espacio de experimentación controlada, un laboratorio para el futuro.

Movimiento 4: El Laboratorio del Futuro - Un Sandbox Regulatorio 2.0

Antes de que un piloto vuele un avión comercial de última generación, pasa cientos de horas en un simulador de vuelo. Es un espacio seguro donde puede probar maniobras arriesgadas, cometer errores y aprender sin poner a nadie en peligro. En el mundo financiero, ese simulador se llama Sandbox Regulatorio.

La Ley Fintech de México fue pionera en América Latina al incluir esta figura, bajo el nombre oficial de "Modelos Novedosos". La idea es brillante: darle a las startups con ideas verdaderamente disruptivas un permiso temporal para probar su producto con clientes reales. Todo, por supuesto, bajo la estricta supervisión de la CNBV, cuyo rol es precisamente asegurar que ese delicado primer contacto con el mercado sirva para aprender, pero nunca para poner en riesgo la tan preciada estabilidad del sistema, tan difícilmente construida.

Sin embargo, en la práctica, el "simulador" ha resultado ser, para muchos, lento y excesivamente burocrático. El proceso de entrada puede tomar tanto tiempo y recursos que desincentiva a las startups más jóvenes, que operan con el tiempo y el dinero contados. Peor aún, a menudo existe incertidumbre sobre qué pasa después de "graduarse" del Sandbox: no siempre hay un camino claro y rápido hacia una licencia completa, lo que le quita el principal atractivo a la iniciativa.

Para que sea un verdadero motor de innovación financiera, necesitamos un Sandbox 2.0. Una versión mejorada y ágil que incluya:

Un Sandbox 2.0 es el entorno perfecto para gestar la innovación financiera del mañana de forma segura. Pero para que todo lo anterior funcione en armonía —la tecnología, el talento, la colaboración y la experimentación—, se necesita un cambio final, el más profundo de todos: un cambio en la filosofía misma de cómo se regula.

Movimiento 5: El Cambio de Chip - De "Seguir Reglas" a "Lograr Objetivos"

Llegamos al movimiento final, el más profundo y el que amarra todo lo anterior: un cambio en la filosofía de la regulación. Imaginen la diferencia entre seguir una lista de direcciones impresas en papel y usar un GPS como Waze. La lista (regulación prescriptiva) te dice exactamente qué calles tomar; si una está cerrada por obras, te quedas atascado. El GPS (Regulación Basada en Principios) te da un objetivo claro e innegociable —"llegar al destino"— y te permite adaptarte en tiempo real a los obstáculos para cumplir esa misión de la forma más eficiente.

Gran parte de nuestra regulación actual es prescriptiva: "debes usar esta tecnología específica", "tu comité debe tener exactamente cinco miembros". Una Regulación Basada en Principios, en cambio, establece los grandes objetivos irrenunciables:

  1. Garantizar la estabilidad financiera.
  2. Asegurar la protección al consumidor.
  3. Prevenir operaciones ilícitas.

Y luego le dice a la industria: "Demuéstrame, con la mejor tecnología y procesos disponibles, cómo estás cumpliendo estos principios de manera robusta, continua y medible".

Este enfoque es "a prueba de futuro". La tecnología para proteger los datos de un cliente cambiará mil veces, pero el principio de que debes protegerlos es eterno. Fomenta una innovación financiera más responsable, pues reta a las empresas a ser las mejores en seguridad y servicio, no solo a ser buenas en llenar formularios para cumplir un checklist.

Adoptar esta filosofía no es más fácil; de hecho, es más exigente. Requiere que las empresas piensen más y justifiquen mejor sus métodos. Y exige que los reguladores tengan un nivel de sofisticación y talento (como vimos en el Movimiento 2) mucho mayor, para poder evaluar si las soluciones propuestas son realmente adecuadas. Es un modelo para adultos, basado en la confianza y la responsabilidad compartida.

Este cambio de "chip" es el pegamento que une todo lo demás. Es la mentalidad que permite que un regulador biónico, con el mejor talento, colabore con la industria y supervise un Sandbox de forma ágil y efectiva. Es la base para una verdadera regulación inteligente; una que habilita el futuro en lugar de anclarse en el pasado.

Estos cinco movimientos —tecnología, talento, colaboración, experimentación y una nueva filosofía— no son soluciones aisladas, sino las piezas interconectadas de una nueva maquinaria regulatoria. Juntos, forman la receta para pasar del freno al acelerador, creando un ecosistema donde la innovación y la protección pueden finalmente bailar juntas.

Ya tenemos el diagnóstico del problema y la receta para la solución. Pero, ¿cómo se vería este nuevo ecosistema en la vida real? ¿Cómo cambiaría el día a día de una emprendedora o un ciudadano?

En nuestra tercera y última entrega, dejaremos la teoría atrás y viajaremos a 2030 para vivirlo en carne propia.

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