Durante el periodo Edo de Japón el linaje de los samurái se hizo de gran maestría en diferentes armas y técnicas para la guerra, entre ellas se encontraba el “Hojōjutsu” Un arte marcial cuyo objetivo era el de aprisionar a una persona usando únicamente cuerdas, con el paso del tiempo cada clan y cada persona se hizo de su propio estilo plasmando sus conocimientos en rollos y en grabados de “Ukiyo-e” de los mismos aprisionando héroes de guerra para contar sus grandes hazañas, sin embargo el erotismo de la práctica no tardó en llegar y estos fueron plasmados en otro tipo de grabado conocido como “Shunga” siendo estos tan controversiales muchos de los propietarios de estos grabados les escondieron incluso en compartimientos secretos en sus casas.
Durante el periodo de la restauración Meiji y sus políticas llevaron casi a la extinción al linaje Samurái y con esto sus tradiciones.
Fue entonces que un hombre conocido como Itoh Seiyu durante los principios del periodo Showa retomó las prácticas del Hojōjutsu con rollos que dejó su abuelo escondidos debajo de la casa donde vivía él de niño junto a una caja de grabados Shunga esto emocionó tanto a Itoh Seiyu que comenzó a practicar las técnicas en mujeres voluntarias de la comunidad y empezó a pintarlas así como fotografiarlas.
Con el paso del tiempo se volvería un gran maestro de estas prácticas y lo rebautizaría como “Kinbaku” (Amarrar fuerte) diversos hombres aprenderían de él este fino arte y serían conocidos con el paso del tiempo como “Nawashi” (Artista de la cuerda).
En la actualidad el Kinbaku Shibari ha tomado un carácter internacional, y muchas de sus escuelas se han ido perfeccionando para dar placer, pero de igual manera surge como un método de expresión y de conexión meditativa con otra persona.