La conexión de la conciencia con ese otro yo que habla de propia voz, es un hilo conductor para conocernos mejor a nosotros mismos y a los demás, Así, Guillermo recorre esa vía una y otra vez, seguramente sorprendiéndose a sí mismo y al que observe su trabajo.
Este discurso de imágenes oníricas conmueve en su autenticidad y al mismo tiempo logra reflejar anhelos y fantasías, sueños y frustraciones de un imaginario colectivo, lo que le da universalidad a esta serie de pinturas, que al mismo tiempo son una celebración “naive” del color y el volumen, de la expresión libre y desenfadada que replantea los cánones o “clichés” de una sociedad conservadora para llevarlos a la mesa del dialogo y la reflexión.
Esta primera muestra pictórica de Guillermo, promete e invita a seguir de cerca su desarrollo como artista emergente que aprovecha el modo plástico de expresión y lo exprime hasta lo último para “plantearnos” una verdadera lluvia de ideas que logra “plasmar” de forma sensible en estos óleos y acrílicos que son el arranque de un próspero camino artístico.
