Tuvimos oportunidad de asistir al Festival de Rock este pasado sábado 23 de julio en el Autódromo Hermanos Rodríguez. Después de muchas horas formados y varios tragos amargos causados por la horrorosa desorganización en la entrada de prensa, - ¿No se supondría se debería tratar bien para que hablemos bien del evento?... - De cualquier forma finalmente, pudimos entrar, tarde, pero ya agradecidos entramos.
Era un mar de ropa negra con una que otra mota de ropa de otro color por aquí y por allá, generando nula distinción de clase o estatus, algunos disfrazados pero la mayoría exponiendo su verdadero ser rockero, ya fuese con o sin maquillaje, tatuajes, cuero o con una simple camiseta adornada con el logotipo de su banda favorita.
Desde la lejana caminata ya por la pista del autódromo se alcanzaban a escuchar notas características del metal en especial voces guturales, Grul y los Riffs de las guitarras del concierto que ya había empezado muchas horas antes en los tres escenarios majestuosos.
Los atractivos del festival no solo fueron musicales, sino también hubo juegos de feria, comida y los clásicos Recuerdos: "llévelo, llévelo".
Nos dirigimos al escenario "principal" donde ya estaba tocando la banda inglesa Dragonforce. Un genero metalero ligero, que me recordó al extraordinario Iron Maiden, o a la rola "Keeper of the Seven Keys" de Helloween.
El mar de ropa negra se movía lentamente, algunos bailando, algunos con las manos alzadas o quietos solo de pie, y otros deambulado de un lado a otro tratando de encontrar mejor vista, que aunque había tres pantallas gigantes, nunca es lo mismo que ver al artista y decir: "¡ahí está!".
El mar de ropa negra vestía a todo tipo de gente y edades: niños, viejos, discapacitados en sillas de ruedas... Y de pronto me di cuenta de que, todo ese mar de ropa negra, aunque inmersos en escuchar y disfrutar la música, sonreía. Simplemente regalaba sonrisas... Maravilloso.
Tlaloc nos regaló la tarde al prácticamente solo recordarnos que está activo con una ligera chispeadita para que disfrutáramos el festival.
Momentos después comenzó a tocar Épica. Una de las pocas bandas metaleras existentes que son encabezada por una mujer, de paso sea, hermosa. Para mi gusto personal es una gloria escuchar el brutal contraste de una voz híper-femenina de opera acompañada de Gruls y Riffs híper-masculinos en un balance energético, efectivamente, épico.
Siguió Five Finger Death Punch, Ghost y la legendaria banda Twister Sister. De lo que destacó el espectáculo visual de Ghost caracterizado por maquillaje, mascaras y cambio de vestuario cada canción simplemente para cantar sus historias. Ninguna banda de las que nos tocó escuchar fue metal super pesado. Todo fue del que tal vez pueda recomendarle hasta a mi papá.
Eso si, Twisted Sister debo ser brutalmente franco y decir que me decepcionó un poco, y esta es la razón: Recuerdo con enorme cariño la rola de "we´re not gonna take it" y rockearla con mis guitarras de raqueta y de aire con mis amigos cuando niño. Y pues aunque tocaron todo con generosa calidad musical, Dee Snider se dedicó a jodestar que ya se iban. Que era su último concierto. Y no sé que esperaba el señor vocalista, la verdad pues en su última participación le gritó a la multitud lo que efectivamente es el nombre de la canción SMF, pero, no se... Simplemente el mar de ropa negra se apagó. Simplemente dejo de aplaudir, cantar y bailar...
Y para concluir el festival, cerró la banda germana Rammstein. Wow. Confieso yo no llegué siendo su fan. Me fui siéndolo. Me dejó boquiabierto. Brutal espectáculo visual de luces, fuego, chispas, vestuario, maquillaje y actuaciones hasta de una caminadora de gimnasio... acompañados por música de una calidad espectacular.
Llegamos a casa de madrugada, exhaustos, con la piel roja por el sol, afónicos, muy gastados por las chelas exageradamente caras, pero muy, muy contentos.
Mauricio Geraud
Roma Condesa, Digital Magazine